El Cuento de la Abuela y otras hermanas orales de Caperucita.

Hace cientos de años, en las lejanas colinas de Francia, circulaba de boca en boca un cuento grotesco y particular sobre una niña que se comía a su abuela. El cuento comienza de forma bastante familiar, con un encuentro en un bosque. En una bifurcación del camino hacia la casa de su abuela, la niña se encuentra con un bzou, (una especie de demonio u hombre lobo). La historia narrada sería algo así:

Caperucita-roja_Doré
El cuento de la abuela.

Había una mujer que acababa de cocer pan. Le dijo a su hija:

– Ve a llevarle esta hogaza calentita y esta botella de leche a tu abuelita.

Y la niña partió. En la encrucijada se topó con un bzou, (un hombre lobo), que le dijo:

– ¿Adónde vas?

– Le llevo esta hogaza calentita y esta botella de leche a mi abuelita.

– ¿Qué camino tomarás? – le preguntó el bzou- ¿el de las agujas o el de los alfileres?

– El camino de las agujas, le dijo la niña.

– Vale, entonces yo tomaré el de los alfileres.

La pequeña niña se distrajo recogiendo agujas. Mientras tanto, el hombre lobo llegó a la casa de la abuela, la mató y puso un poco de su carne en la despensa y una botella de su sangre en el estante. La niña llegó y llamó a la puerta. 

– Empuja- dijo el bzou- está cerrada con paja mojada.
– Buenos días, abuelita. Te traigo una hogaza calentita y una botella de leche.
– Ponlo en la despensa, mi niña. Coge la carne que está allí, y bebe de la botella de vino que hay sobre el estante.

Mientras ella comía, un pequeño gato decía:

¡Que puerca! Se come la carne de su abuela y se bebe su sangre.
– Desvístete, mi niña- dijo el hombre lobo- y échate aquí, junto a mí.
– ¿Dónde dejo el delantal?
– Tíralo al fuego, mi niña, ya no te va a hacer ninguna falta.

Y cada vez que le preguntaba dónde dejaba todas sus otras prendas, el corpiño, el vestido, las enaguas, las largas medias, el bzou respondía:

– Tíralas al fuego, mi niña, no las necesitarás nunca más.

Cuando se tumbó en la cama, la niña dijo:

– Ay, abuelita, ¡qué peluda eres!
– Así no paso frío, mi niña.
– Ay, abuelita, ¡qué uñas tan largas tienes!
– Así me rasco mejor, mi niña.
– Ay, abuelita, ¡qué hombros tan anchos tienes!
– Así puedo cargar la leña para el fuego, mi niña.
– Ay, abuelita, ¡qué orejas tan grandes tienes!
– Así te oigo mejor, mi niña.
– Ay, abuelita, ¡qué agujeros de la nariz tan grandes tienes!
– Así aspiro mejor el aroma de mi tabaco, mi niña.
– Ay, abuelita, ¡qué boca tan grande tienes!
– Es para comerte mejor, mi niña.
– ¡Oh abuelita, me he puesto mala¡ Déjame salir.
– Mejor háztelo en la cama, mi niña.
– Ay, no, abuelita, quiero ir fuera.
– De acuerdo, pero no tardes mucho.

El bzou le ató un cordón de lana al pie y la dejó salir. Cuando la niña estuvo fuera, ató el cordón a un ciruelo que había en el jardín. El hombre lobo se impacientó y dijo:

¿Estás haciendo mucho? ¿Estás cagando?.

Cuando vio que no le respondía nadie, salió de la cama de un salto y vio que la niña había escapado. La siguió pero llegó a su casa justo cuando ella cerraba la puerta tras de sí, poniéndose a salvo.

El cuento de la abuela. Relato oral tradicional recogido hacia 1885. Tomado de P. Delarue y M.L. Tenèze, en Le conte populaire francais, Erasme, París, 1957.


En 1951, el folclorista francés Paul Delarue (1889-1956) publicó un estudio sobre esta extraña historia, a la que dio nombre de “El cuento de la abuela” (Contes de la Mère-grand). Ya nos referimos a este folclorista francés en una entrada anterior de este blog en la que recogimos la versión del historiador Rober Darnton, en su libro La gran matanza de gatos (en la que, a diferencia de ésta, omite el final feliz del cuento, ya que únicamente le interesa el documento histórico).

Pero esta historia oral no era única. Durante el curso de su investigación, Delarue encontró en Francia y regiones de habla francesa, docenas de versiones del cuento. En total, junto con la folclorista Marie-Louse Teneze, recopiló en su libro Le conte populaire francais, treinta y cinco hermanas orales de Caperucita Roja (veinte versiones provenientes de la versión oral, dos versiones que eran vástagos del cuento de Perrault y una docena que mezclaban elementos de Perrault y una tradición oral independiente), la prueba de su oculto pasado. Además incluyó otras versiones paralelas de algunos de los cuentos populares más conocidos: “Rapochingo”, en la que la heroina invita a su príncipe a subir a la torre para hacer el amor; un tenebroso «Barba Azul«, que expone sobre la pared los cuerpos sin vida de sus esposas; un grupo de Cenicienta más cínico; y variaciones de tono de “La Bella Durmiente«. Contiene cuentos de sexo, canibalismo, violación, incesto, defecación y micción, sodomía, engaños al Demonio y trampas a Dios.

Más importante todavía es el hecho de que mientras Delarue estaba recopilando estos cuentos en Francia, estudiosos e investigadores descubrían relatos casi idénticos por toda Europa. Italo Calvino incluyó “La falsa abuela”, un relato de los Abruzos, en su recopilación de ”Cuentos populares italianos“, publicada en 1956. La heroína de esta versión pasa un río y una puerta (no un bosque) y se encuentra con una mujer ogro (no con un bzou) que fríe las orejas de su abuela y cocina sus dientes. Tras entrar en la cama, la niña descubre que la ogra es grande y peluda y que tiene cola. En Asia, el sociólogo y folclorista Wolfram Eberhard documentó y analizó alrededor de 241 cuentos taiwanesas eque se parecen mucho al de Delarue, con la diferencia de que, en lugar del bzou, es un tigre quien se oculta bajo las mantas de la abuela. El tigre se zampa a las hermanas menores de la niña y, en algunas versiones, le entrega a ella uno de sus dedos para que lo mastique. En “Lon Po Po”, la versión china del cuento, una madre atraviesa el bosque mientras el lobo, disfrazado como la abuela (Po Po), visita a sus hijos en su propia casa. A pesar de que en algunas de estas versiones hay dos o tres niñas y no una sola, el relato es sin lugar a dudas el mismo.

El Cuento de la abuela está repleto de significados simbólicos muy distintos. La niña tropieza con un bzou, lo que algunos estudiosos interpretan como un encuentro sexual indigno. El bzou puede ser una figura masculina, pero puede ser también una mujer ogro, símbolo de la opresión maternal. Hay leche y pan, ingredientes del mundo materno-infantil. Se plantea una encrucijada entre agujas o alfileres, símbolos que aparecen en los ritos de iniciación femenina de todo el mundo y, en especial en Francia, donde enviar a una joven como aprediz de costurera era común. La industria textil era muy importante en Francia. Se hilaba en los hospitales, orfanatos, cárceles. Se concedían premios a las mujeres que más hilaban. Durante el trabajo las mujeres narraban historias e introducian signos del mismo hasta que contar un cuento e hilar se convirtieron en una misma cosa. Además, términos de costura aparecen en muchos cuentos de hadas literarios. «La Bella durmiente» se atraviesa la mano con un viejo huso. «El Enano Saltarín» hila paja y la convierte en oro. Nada de esto es coincidencia. Hay detalles extraños, como la aparición del gato parlante (personaje peculiar de lo cuentos de hadas). Lo escatológico y la alusión a la caca también está presente de la misma manera que existía en al cotidianeidad de una sociedad campesina en donde los espacios se compartían. También se advierte la obscenidad y casi la pornografía materializadas en sangre y la carne. Hay cosas que parecen duras: el canibalismo involuntario, (un recordatorio simbólico de que lo viejo renacerá en lo joven; somos carne de nuestros ancestros, sangre de su sangre), o el que las mujeres beban o fumen. Más que una historia para educar en los valores imperantes parece un mal sueño.

Algunas de las historias relacionadas con “Caperucita Roja” recogidas por Delarue fueron contaminadas por su contacto con “Le petit chaperon rouge” de Charles Perrault, esto es, poseían detalles distintos, como el motivo de la capucha roja, una de las invenciones del escritor. Pero otras no. Estas historias, que en apariencia no deben nada al cuento de hadas literario, evidencian la existencia de un ancestro narrativo anterior al primer relato escrito de Perrault. El descubrimiento permitió a los estudiosos del folclore afirmar, con cierto grado de certeza, que “El cuento de la abuelafue la forma en que años atrás se contaba la aventura de Caperucita Roja al lado del fuego o en el campo, mucho tiempo antes de que encontrara su camino hacia la letra impresa y sus posteriores adaptaciones.

Ilustraciones del texto: Perrault, Charles. Old-Time Stories. W. Heath Robinson, illustrator. A. E. Johnson, translator. New York: Dodd, Mead & Company, [1921]. Extraidas de The Annotated Little Red Riding Hood.

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En Algún día: Caperucita Roja.

Caperucita Roja: La otra historia.
Caperucita Roja y el Lobo, de Roald Dahl.
Caperucita Roja, de Tomas Nilsson.
Érase veintiuna veces Caperucita Roja.
Caperucita roja de Tex Avery: Una maciza de los bosques.
El Cuento de la Abuela y otras hermanas orales de Caperucita.
Caperucita Roja de Gabriela Mistral.
Caperucita Roja según los Hermanos Grimm.
Caperucita Roja políticamente correcta.
El «chaperoncito rojo» de Charles Perrault.
Caperucita Roja. Versión del lobo enamorado.
El cuento popular francés de Caperucita.
Caperucita Roja. Versión del Lobo.



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18 respuestas

  1. me gusta el sitio a los chicos les encantan estos cuentos

  2. busque versiones de los cuentos infantiles que siempre habia escuchado y encontre varias y muy diferentes a las que conocia

    gracias

  3. Estimado Alguien: Estoy haciendo una investigación acerca del cuento de la Caperucita. Me gustaría saber las referencias de la información que ud publica en esta página, libros o papers relacionados con el contexto histórico que rodea al cuento y también que contengan información acerca de la significación de los símbolos como los alfileres y las agujas que ud aclara en esta página. Si me pudiese responder a mi correo le estaré eternamente agradecida

  4. Te felicito y agradezco muchísimo por todos estos posts! He estado leyéndolos y releyéndolos por meses, y he aprendido muchísimo. Quiero que sepas que tus publicaciones tienen un impacto mayor del que imaginas en la gente. Sigue adelante!

  5. Buenísimo ! Aunque las expresiones en el cuento un poco grotescas, pero en fin buenísimo !

  6. Maravillosos posteos, de una humildad, inteligencia y generosidad que se agradecen!!!!

  7. HOLA! ME PARECIÓ FASCINANTE Y APENAS PUEDA VOLVERÉ A RECORRER ESTOS TEXTOS.
    ES UNA HISTORIA MÁGICA Y LLENA DE MISTERIOS QUE ME ATRAPA SIEMPRE.
    MIS AMIGOS, QUE CONOCEN MI MANÍA,ME REGALAN VERSIONES DE ESTA HISTORIA.
    LA HE TRABAJADO MUCHO CON NIÑO0S Y ADULTOS,Y SIEMPRE ME MARAVILLAN SUS ROSTROS AL CONTARLES LOS «SECRETOS» DEL CUENTO.
    ¡¡ GRACIAS!! Y SIGAN ALIMENTANDO NUESTRAS FANTASÍAS CON TAN BUEN MATERIAL.
    AUR@

  8. Apreciado señor:

    Ando a la caza de referencias bibliográficas sobre Caperucita Roja. Encontré muy valioso su artículo y quisiera saber las referencias bibliográficas de que Ud. dispone. Agradezco su respuesta a mi correo

  9. Saludos desde El Chaco – Napo – Ecuador.

    Agradecido y felicitaciones por su trabajo de divulgación, he quedado sorprendido por las versiones de las que ni idea tenía.

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